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En estos tiempos de pandemia por el COVID 19 todo es incierto. Muchas personas han perdido sus trabajos, muchos negocios han tenido que cerrar, y quienes aún conservan sus empleos y sus negocios temen por su seguridad laboral y financiera.

La situación por momentos parece mejorar, luego aparece algún nuevo riesgo, una nueva restricción; vamos para adelante y para atrás constantemente. En esta nueva realidad, los que se han mantenido a flote, o incluso aumentado sus ganancias, son aquellos que han sabido adaptar su negocio a las circunstancias a través de la tecnología. La tecnología y la flexibilidad para el cambio son, hoy más que nunca, no solo la clave del éxito, sino de la misma superviviencia. Esto se ha hecho evidente desde los pequeños negocios hasta las grandes multinacionales, desde los servicios gubernamentales hasta los profesionales independientes, en fin, en todo tipo de empresa.

Para nadie es un secreto que la tecnología de los últimos 50 años ha sobrepasado en cantidad y velocidad a los avances de todos los siglos anteriores. Lo que ayer era novedoso, hoy es la norma, y mañana tal vez será ya obsoleto. Los avances sobrepasan nuestra imaginación y no podemos darnos el lujo de quedarnos atrás, tenemos que mantenernos al tanto para mantenernos vigentes. Tecnología y flexibilidad.

Dentro de este contexto se encuentra la relevancia de la transformación digital, que va más allá de ser una ventaja competitiva, es una necesidad. La transformación digital hoy en día no se trata solo de tener plataformas digitales para nuestros negocios, es una forma de organizar el trabajo, los procesos, y donde el factor humano es fundamental para definirlos.

La situación no se solventa con decirle al personal que ahora van a trabajar de tal o cual manera, son ellos los que saben desde sus propias experiencias cómo se pueden hacer las cosas, y las que pueden ir descubriendo con el día a día las posibles mejoras, ya que ellos han tenido que adaptarse a toda una nueva forma de trabajo, de organizar su tiempo, su espacio físico, e inclusve sus relaciones con sus jefes y colaboradores. Esto implica una nueva cultura organizacional, que incluya una comunicación eficiente tanto con clientes como con empleados, y empatía con sus circunstancias, sus necesidades, y sus procesos de adaptación. Esto también es parte de la transformación.

Implementar cambios desde arriba sin haber explicado previamente el por qué y el para qué, y los beneficios que se obtendrán, genera resistencia al cambio, lo que lleva muy posiblemente al fracaso de la gestión. Cuando los cambios son constantes y sin consultar a quienes efectivamente hacen el trabajo, se conciben como una prueba de ensayo y error con ellos, por lo que no son tomados en serio, o peor aún, vienen a aumentar la incertidumbre generada por la pandemia actual.

Las organizaciones deben cambiar constantemente para adaptarse a su entorno y poder seguir cumpliendo sus objetivos en este mundo cambiante, y la necesidad de hacerlo a través de la tecnología se ha vuelto evidente en la situación actual de emergencia. La transformación digital es hoy más que nunca una necesidad de supervivencia. Pero las organizaciones no cambian con solo incorporar nuevas tecnologías, establecer nuevos procesos o estructuras, sino que cambian cuando las personas involucradas son capaces de adaptarse a esos cambios, asumirlos, y evolucionar con ellos. Para lograr esto, hay que eliminar, o al menos tratar de minimizar el estrés generado por el cambio.

Hoy en día podemos observar cómo para la mayoría de los jóvenes – para quienes el cambio es una constante, más aún en el campo de la tecnología – la flexibilidad se ha convertido en una necesidad. Han incorporado la incertidumbre a su vida laboral, llevándolos a desarrollar una nueva forma de pensar y vivir, la asumen y saben cómo enfrentarla. De esta misma manera, las empresas deben asumir la incertidumbre y enfrentarla con esa misma flexibilidad al buscar su mejora continua en su proceso de transformación digital, y hacerlo en conjunto con su factor humano, para así tener mayores probabilidades de éxito.