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Desde antes de la aparición del Covid-19, el mundo y los negocios estaban cambiando en gran parte debido a la revolución en las tecnologías de la información. Para hacer frente a estos cambios, las empresas debían adoptar un entorno y actitud ágil para adaptarse y mejorar sus propuestas del valor a sus clientes. Con la llegada de la Pandemia, este entorno se volvió más incierto aún de lo que podíamos imaginar, y la agilidad se ha vuelto más necesaria que nunca. Ahora, todo tipo de empresa debe reinventarse a través de la implementación de tecnologías digitales para mejorar sus procesos y su desempeño si quiere sobrevivir.

Dentro de este contexto, la agilidad empresarial no es otra cosa que la capacidad de una organización para adaptarse de manera rápida y eficiente a los cambios de su entorno, también de forma innovadora y creativa, y así poder ofrecer mejores productos y servicios para la satisfacción de las necesidades de sus clientes. Los negocios que sobreviven y se fortalecen en situaciones de inestabilidad e incertidumbre como la actual son aquellos que logran ser ágiles y flexibles, logrando con esto una ventaja competitiva sostenible.

Para el logro de los objetivos, la agilidad empresarial tiene que ser una constante en la organización, porque los cambios son constantes, entonces se debe convertir en un valor de la organización. Por lo tanto, es necesario involucrar al factor humano en el cambio, promover la comunicación y la colaboración en torno a los objetivos, procesos, responsables, etc. Es decir, crear equipos ágiles a través de un liderazgo colaborativo, adaptado a las nuevas circunstancias laborales, como es el trabajo remoto en muchos casos. En estas nuevas circunstancias, las empresas necesitan crear las condiciones que permitan a su personal ciclos rápidos de aprendizaje y de adaptación, empoderarlos, darles el tiempo y el espacio para que puedan innovar, probar, ajustar productos y servicios.

Así mismo, las organizaciones ágiles deben estar estructuradas en torno a la generación de productos y servicios de valor a sus clientes, y no en torno a sus departamentos o áreas tradicionales (finanzas, recursos humanos, operaciones); no hay que perder el enfoque de que éstas existen como apoyo a la satisfacción de las necesidades del cliente. A medida que las nuevas tecnologías transforman la manera en que las organizaciones interactúan con sus usuarios finales, éstos esperan que se valoren sus opiniones y que las empresas respondan rápidamente mediante mejoras en sus productos y servicios, o pueden cambiar de proveedores. Para tener éxito entonces, hay que ser capaz de responder ágilmente a las necesidades cambiantes del mercado.

Por todo lo anterior, se hace evidente que adquirir agilidad empresarial conlleva diversos tipos de cambios, entre ellos: en los procesos de la organización, en la actitud de las personas, y en la adopción de nuevas tecnologías que permitan establecer soluciones rápidas. Para ello, estas tecnologías proporcionan las habilidades y capacidades necesarias para mejorar la comunicación, colaboración, e integración entre las personas de interés en las organizaciones, permitiendo una visión integral del negocio y de sus diferentes áreas, en tiempo real, accesible desde dispositivos móviles, todo lo cual resulta clave para una toma de decisiones congruentes con el valor de agilidad empresarial. Adicionalmente, hoy en día, las herramientas tecnológicas permiten implementar infraestructuras de tecnologías de Información en la nube rápidamente, y a bajo costo, ya que no hay necesidad de contar físicamente con el hardware en la oficina.

La agilidad empresarial involucra un cambio en la cultura organizacional de la empresa, y en todos sus ámbitos, siendo uno de los más relevantes en estos tiempos, la adopción de nuevas tecnologías que posibiliten dichos cambios, como permitir trabajar en ciclos cortos e incrementales, mejorar los tiempos de aprendizaje, y llevar a la entrega de productos y servicios con cada vez mayor valor para el cliente, que es su razón de ser, respondiendo a las cambiantes demandas del mercado.